Obesidad en niños y adolescentes mexicanos
Se estima que para el 2020 más de la mitad de los padecimientos que aquejan a la población serán los que están relacionados con la dieta. El exceso del volumen del cuerpo no es exclusivo de los adultos y México encabeza las estadísticas mundiales con el primer lugar en obesidad infantil; padecer obesidad conlleva un riesgo mayor de muerte prematura, disminuye la calidad de vida, y aumenta el costo de salud.
Cuando un niño o adolescente padece obesidad y tiene padres con exceso de peso su probabilidad de mantenerse obeso hasta la etapa adulta es muy alta, ¡hasta de un 70% en jóvenes de 10 a 13 años! Los hijos de madres con exceso de peso son quienes tienen mayor riesgo de ser obesos. En México, actualmente se estima que aproximadamente el 20% de los niños padece obesidad.
Prevención
Para evitar el exceso de peso es necesario realizar cambios en varios frentes, sin pretender ser simplista y con la intención de tener un punto de partida, éstas son algunas de las acciones iniciales:
- Las madres de familia deben reconocer que tienen la responsabilidad de la salud de sus hijos, empezando desde el embarazo. La frase de “comer por 2” es obsoleta y dañina, sobre todo cuando la mayoría de las mujeres mexicanas ya tienen sobrepeso y su estado de nutrición es muy pobre; durante esta etapa crucial el enfoque debe estar en la calidad de los alimentos y no en la cantidad.
- El criterio de alimentación se obtiene en el seno familiar. El organizar las comidas en familia, desde la compra hasta la preparación, y comer juntos con horarios establecidos, permite forjar buenos hábitos que permanecen toda la vida que además mejoran el estado de nutrición de todos los integrantes. Esta acción ayuda a evitar comidas rápidas y a tener el control y el conocimiento del contenido de los platillos a diferencia de las comidas comerciales, rápidas y/o procesadas que contienen sal, azúcar y grasas ocultas y en exceso.
- Aumentar la actividad física y el ejercicio. El objetivo es caminar 10,000 pasos al día, ver televisión por un tiempo máximo de 1 hora y establecer una rutina de ejercicio diaria que sume 150 minutos mínimos por semana.
Cuando el ambiente del niño y del adolescente cambia, el peso y el estado de salud en general también se modifica. Si la dinámica familiar tiene estrategias claras dirigidas hacia mejorar la salud y éstas son congruentes para todos los integrantes, ya sea que vivan juntos o no, los jóvenes tendrán mayores posibilidades de manejar su peso.